Desde Ambiente y Sociedad hemos rechazado reiteradamente las continuas amenazas que reciben los guardaparques de las áreas protegidas en Colombia. Es lamentable que hoy, en un escenario de Paz Total, las amenazas por resguardar nuestra biodiversidad no cesen. De acuerdo con el reportaje ‘Violencia en la Amazonia de Colombia: guardaparques desplazados y 14 áreas protegidas disputadas por grupos armados ilegales’ recién publicado por Mongabay Latam, en los últimos cinco años se han reportado al menos 15 amenazas contra los guardaparques de la Amazonia.
En nuestra investigación “Contextualización de la situación de los defensores ambientales en Colombia con énfasis en la región amazónica” publicada en el 2021, expresamos nuestra preocupación por los altos riesgos a los que se enfrentan diariamente estos funcionarios públicos responsables de labores de investigación, conservación y uso sostenible de los recursos naturales. Eso se debe a que sus labores, según la Defensoría del Pueblo “están relacionadas con operativos de control contra la deforestación, decomiso de ganado y equipos agrícolas, eventos de erradicación forzosa de cultivos de uso ilícito, operativos contra la minería ilegal, entre otras políticas de gobierno que buscan la desarticulación de actores armados ilegales y que muchas veces se llevan a cabo al interior de los parques nacionales”.
Es paradójico que, mientras la voz del país reclama medidas urgentes para tratar de detener el llamado punto de no retorno, el derecho ciudadano de disfrutar el patrimonio común representado en las áreas protegidas se vulnera. Es imperativo reconocer que, ante la falta de garantías para cumplir con su labor como guardianes de nuestra biodiversidad, nos enfrentamos a la perdida y saqueo de este patrimonio natural con consecuencias irremediables para el ecosistema y la población local y nacional.
Por ello, como una organización que trabaja por la democracia ambiental, consideramos que la prevención de estos ataques y la implementación de políticas públicas que garanticen sus derechos no dan espera. Debemos garantizar un espacio seguro para que los guardaparques en Colombia ejerzan sus labores, especialmente en zonas afectadas por el conflicto armado; y aún más cuando protegen ecosistemas estratégicos como la Amazonia.